Si el Evangelio es para todos, las palabras “Anda y haz tú lo mismo” (exhortación final de la parábola del buen samaritano - Lc 10,37) no pueden ser dirigidas simplemente a las personas “sanas” para que cuiden a las “enfermas”. Por supuesto el Papa, en su mensaje para la jornada mundial de los enfermos 2013, indica como el verdadero buen samaritano de la humanidad es Jesús mismo. “Se trata por tanto - afirma el Papa - de extraer del amor infinito de Dios, a través de una intensa relación con él en la oración, la fuerza para vivir cada día como el Buen Samaritano, con una atención concreta hacia quien está herido en el cuerpo y el espíritu, hacia quien pide ayuda, aunque sea un desconocido y no tenga recursos. Esto no sólo vale para los agentes pastorales y sanitarios, sino para todos, también para el mismo enfermo, que puede vivir su propia condición en una perspectiva de fe: «Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito» (Enc. Spe salvi, 37). Ser cada uno buen samaritano de otro - como escribió el Santo Padre - non excluye a las personas enfermas, o con discapacidad, de esta tarea activa a favor de la sociedad y de la iglesia. Por esto habría sido oportuno subrayar un poco más esta acción pastoral: también los enfermos son agentes en la pastoral ordinaria. El mensaje de Benedicto hace mención de esto sin resaltarlo. En el mismo mensaje, el Santo Padre hace mención de unas personas que han valorado el sufrimiento. Precisamente en esta parte habría sido posible indicar a las personas que sufren como agentes de pastoral. Hay personas que valoraron y valoran el sufrimiento, no solo en la oración sino en la acción: testigos de una fe que derrota la falta de sentido del sufrimiento. Hay personas con discapacidad que siguieron y siguen las enseñanzas de Luigi Novarese. Es el mismo Luigi mencionado en el mensaje pontificio como el que “advirtió de manera particular en el ejercicio de su ministerio la importancia de la oración por y con los enfermos y los que sufren, a los que acompañaba con frecuencia a los santuarios marianos, de modo especial a la gruta de Lourdes”. Desafortunadamente la idea propia de Novarese no es esta. Siguiendo la promoción apostólica de los laicos impulsada para el Vaticano II, Luigi Novarese se dio cuenta que también las personas con discapacidad, laicos en su mayoría, pueden igualmente ser apóstoles. Esto no solo ofreciendo sus angustias sino desempeñando un apostolado asociado en una pastoral ordinaria. Benedicto XVI en el discurso menciona el ejemplo de santa Ana Schäffer de Mindelstetten, una enferma que con sus consejos ayudo a todos los que a ella se acercaban. Esto es algo de pastoral activa. En todo caso habría sido mejor mencionar un testigo más cercano a nuestro tiempo, ya que el mensaje empieza con una atención al Concilio Vaticano II (citación del saludo a los pobres, a los enfermos a los que sufren), y que esta santa murió en el 1925 (mucho tiempo antes del Concilio). Todos podemos ser buen samaritano uno de otro, a pesar de los diferentes sufrimientos que nos acompañan. (luciano ruga)
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